Ocurre más a menudo de lo que pudiera parecer. Salas de conciertos, discotecas o bares invierten mucho dinero en los mejores equipos de sonido, buenos amplificadores, ecualizadores de alta gama y un sistema de altavoces distribuidos por todo el local. Pero para tener un buen sonido no sólo hacen falta los mejores equipos, sino que hay que tener en cuenta algunos otros factores. Es por ello por lo que en la mayoría de los locales, los resultados son mejorables.
Para obtener unos buenos resultados en lo que al sonido de un recinto se refiere tenemos que seguir cuatro pasos fundamentales: Aislamiento acústico, acondicionamiento acústico, sonorización y emisiones de ruido.
El primer paso consiste en decidir a qué nivel máximo queremos que suene la música en nuestro local. Dependiendo de esta decisión, las ordenanzas municipales referentes al ruido impondrán unas u otras exigencias en cuanto a aislamiento acústico.
Una vez tomada esta decisión debemos hacer mediciones de aislamiento acústico para averiguar si los cerramientos del local cumplen con los mínimos exigidos por la legislación. Para ello recomiendo recurrir a un profesional en ingeniería acústica que nos asegure unos resultados completamente objetivos mediante un estudio acústico apropiado.
En este punto es importante dejar claro que un buen equipo de música en un recinto con una mala acústica es equivalente a tirar el dinero a la basura. Al igual que las cajas de resonancia de los altavoces son diseñadas concienzudamente, el recinto en el que el sonido se va a reproducir debería ser diseñado del mismo modo, ya que forma parte de la línea de transmisión de la señal acústica.
Mediante simulaciones acústicas es posible predecir cómo va a sonar un equipo de audio concreto en un local antes de invertirun solo euro. De esta forma podemos elegir un equipo apropiado y corregir los defectos acústicos de la sala añadiendo distintos elementos.
Este punto, relacionado directamente con el anterior, hace referencia a la elección de los equipos necesarios y su localización en el recinto. Ecualizadores, amplificadores, altavoces, limitadores…
El objetivo principal es obtener una respuesta en frecuencia lo más plana posible y una distribución del nivel de presión sonora lo más uniforme posible. Además de esto existen muchos parámetros acústicos que nos ayudan a valorar la calidad del sonido como la claridad, la inteligibilidad o la definición entre muchos otros.
Para obtener un buen rendimiento de los altavoces y amplificadores conviene sobredimensionar su potencia de tal forma de que siempre trabajen “a medio gas”, de esta forma evitaremos distorsiones y conseguiremos que, aunque se trabaje a altos niveles de presión sonora, no resulte molesto e incluso permita una comunicación fluida entre los oyentes.
Los tres pasos descritos conviene que se entrelacen.
Las medidas de aislamiento acústico y acondicionamiento acústico deberían realizarse de forma simultánea, de tal forma que si fuera necesario llevar a cabo una obra para mejorar el aislamiento acústico, se podría aprovechar para implantar las medidas necesarias para un buen acondicionamiento acústico.
Lo mismo ocurre con el acondicionamiento acústico y la sonorización. La elección de un equipo de audio tiene que ser la apropiada para las características acústicas del recinto y viceversa. De esta forma conseguiremos no gastarnos más dinero del necesario en los equipos de audio y obtener unos resultados precisos.
El REAL DECRETO 1367/2007, de 19 de octubre establece cuales son los niveles máximos permitidos de ruido emitido tanto al exterior como a viviendas colindantes o cercanas. Dichos valores máximos deben ser tenidos en cuenta en el estudio del aislamiento acústico para poder asegurar que una vez se haya finalizado con la reforma acústica las mediciones de emisión de ruido no superen los máximos legales.
Si se hacen las cosas bien desde el principio nos evitaremos sorpresas desagradables en un futuro y conseguiremos ajustar al máximo el presupuesto con unos resultados increíbles.